En el Año 1945 y bajo el Gobierno de Perón la Marina Argentina adquiere con el fin de enriquecer la fauna Argentina, 20 castores (10 machos y 10 hembras) en Canada, los que fueron liberados enTierra del Fuego lado Argentino.
En variados artículos publicados, se informaba que fue un empresario particular, el que introdujo estos animales con el fin de instalar una progresiva industria peletera local y generar un recurso valioso para el desarrollo de la economía de la isla. ; este video-documento histórico no deja lugar a dudas de lo que en realidad ocurrió.
Desgraciadamente, al introducir a la especie, desconocían los impactos que produciría en los ecosistemas más australes. Los castores provocan cuantiosos daños por pérdida de biomasa y volumen en los bosques.
La amenaza del castor: los impactos de la especie exótica más dañina en el país.
El castor comenzó a reproducirse sin ningún tipo de restricciones y, 75 años más tarde, esos 20 castores llegaron a convertirse en una población actual de mas de 110 mil, de acuerdo a los últimos estudios realizados por el Gobierno de Chile en el año 2018.
La ausencia de depredadores y competidores naturales, un hábitat favorable con una alta disponibilidad de recursos y la gran capacidad de estas especies para modificar el entorno en el que se encuentran, fueron algunos de los factores que influyeron en el rápido crecimiento poblacional de este animal cuya proyección de vida, alcanza un promedio de 12 años.
Los castores viven en represas o castoreras que construyen a lo largo de ríos y que pueden alcanzar hasta una hectárea de diámetro. Estas represas son el refugio de estos animales y el lugar donde mantienen a sus crías –que llegan a ser entre 3 a 7, pues como todo roedor se reproducen fácilmente.
Recién luego de cuatro décadas desde su llegada, se realizaron en Chile los primeros estudios con respecto al desarrollo de la población de castores y de los daños que ha significado su avasallador paso en los ecosistemas del extremo sur del país. Se calcula que las pérdidas en bosque nativo debido al castor, alcanzan las 23 mil hectáreas lo que equivale a alrededor de 38 mil Estadios Nacionales.
Pero el castor americano no representa únicamente pérdidas en nuestro patrimonio natural, pues en 20 años se cree que Chile ha derrochado al menos US$69.606.555 por la presencia de esta especie en territorio nacional, de acuerdo al estudio “Valoración económica del impacto de un grupo de Especies Exóticas Invasoras sobre la biodiversidad en Chile”.
Los llamados ingenieros de la naturaleza
El castor es uno de los roedores más grandes del mundo, y su fama proviene de su habilidad para modificar los entornos a través de la tala de árboles y la construcción de represas y madrigueras de barros.
Por lo general, la construcción de estas represas se debe a distintas razones, siendo la principal la falta de un hábitat adecuado, pues cuando el entorno no cumple con los requisitos que se adecuen a sus necesidades –por ejemplo, cuando los niveles de agua no son suficientes– construyen estas edificaciones. Asimismo, las represas les proporcionan refugio para posibles ataques de sus depredadores.
En América del Norte, donde la especie es nativa, la construcción de estas represas trae consigo beneficios para la naturaleza, ya que ayudan con la restauración de los humedales y a su vez, generan un lugar propicio para la flora y fauna característica de este hábitat. De igual forma, funcionan como controladores de inundaciones, ya que ayudan a mantener los niveles de agua bajos. Sin embargo, en el hemisferio sur –donde la especie no es nativa– no ocurre lo mismo. Desde que llegó el castor, el bosque patagónico jamás volvió a ser el mismo.
Impacto del castor: la ausencia de una historia evolutiva
El castor ha sido declarado en Chile como una especie invasora dañina o perjudicial de acuerdo al Reglamento de la Ley de Caza 19.473. Esto por los graves impactos que causa en los ecosistemas locales. Sus represas pueden llegar a alcanzar cerca de 1,5 metros de altura y una longitud de 100 metros; cambian el régimen de descarga anual de los ríos, disminuyen la velocidad de las corrientes, expanden las superficies de los suelos inundados – afectando de sobremanera al bosque nativo– y aumentan la retención de sedimentos y materia orgánica, que a su vez crea el hábitat para otras especies exóticas.
En la zona de Tierra del Fuego, los castores construyen estos diques y se alimentan de material arbóreo extraído principalmente de la lenga (Nothofagus pumilio). Así como también de otras especies menos abundantes como el ñirre (Nothofagus antártica) y en parte del coihue (Nothofagus betuloide), todas especies que se pueden encontrar cerca de los cursos de agua. Para tener en cuenta, se ha estimado que un solo castor puede consumir hasta 200 árboles al año.
Fuente: The Clinic, Ladera Sur, WCS, Conservando los ecosistemas de la Patagonia chilena.
Para mas información de los castores en Tierra del Fuego te invitamos a ver:
Proyecto GEF Castor (Impacto Castor Parque Karukinka)Tierra del Fuego.